Trabajo de Garland y colaboradores en E Clinical Medicine en el que se investiga la relación entre la exposición materna a la violencia (en sentido amplio) y la salud mental y física en el postparto y, por otra parte, la medida en que esta exposición y una salud mental y física precaria en la madre se asocian a dificultades emocionales y conductuales en los hijos. En su muestra, el equipo encuentra que dos de cada cinco mujeres describieron haber padecido abuso en la infancia y casi el 30% referían haber sufrido violencia de pareja en los primeros años como madres, con un mayor riesgo de esta última forma de violencia si se había sufrido la primera en la infancia. También observaron repercusiones en las propias mujeres en el puerperio y en el tiempo subsiguiente, y en los hijos.